Muchos expertos creen que en el futuro cercano, el oro se convertirá en un activo o moneda líder en el mercado, desplazando al dólar. Las perspectivas ni siquiera se ven reducidas por la intensa fluctuación de sus cotizaciones.

El pasado viernes 22 de mayo, los analistas de mercado registraron un aumento en las cotizaciones de oro en un 0,4%, que asciende a $1,734 por 1 onza troy. El incremento se debió a las crecientes tensiones geopolíticas en los Estados Unidos y China, causadas por los problemas que rodean a Hong Kong. Se pidió a los inversores que compraran el metal amarillo, por lo que los futuros de oro para entrega en junio aumentaron un 0,79% y ganaron a $1,735.5 por onza.

Posteriormente, las cotizaciones de oro cayeron un 0,6%. La fluctuación debilita su posición, pero no priva al activo de su atractivo a largo plazo. Una ventaja para el metal amarillo fue el aumento del precio del activo desde inicios de 2020, que no se vio afectado incluso por la pandemia de coronavirus. Por el contrario, el brote se convirtió en un catalizador para el crecimiento, ya que la demanda del activo aumentó, ya que los traders lo consideraron como una moneda segura. El lunes 25 de mayo, el oro bajó ligeramente, cotizando cerca de $1,728 por 1 onza.

Según el economista Peter Schiff, el dólar estadounidense pronto se debilitará, mientras que el oro se hará cargo y aumentará frente a todas las demás monedas. Schiff confía en que en el futuro cercano, el oro desplace al dólar y se convierta en la nueva moneda global principal, debido a sus numerosas ventajas, como la confiabilidad y relevancia, independientemente de las situaciones políticas y económicas en el mundo.

Según Schiff, los cambios están a la espera de la economía mundial después de la pandemia. Uno de ellos será una reversión en relación con los metales preciosos, con el oro convirtiéndose en una moneda de reserva y utilizado en los acuerdos internacionales con más frecuencia que otros.