La propagación del coronavirus es otro problema que Estados Unidos ha enfrentado junto con una deuda pública masiva, problemas internos y la preparación para las elecciones 2020. El brote de COVID-19 es una prueba seria para toda la humanidad. La economía global puede sufrir más por el impacto negativo de COVID-19. Además, la economía tardará mucho tiempo y recursos en recuperarse. De hecho, el gobierno de los Estados Unidos desempeña un papel clave en la respuesta a cualquier amenaza para la humanidad. El mundo entero espera acciones decisivas de Washington. Sin embargo, el problema es que, aparte de la rápida propagación del coronavirus en todo el país, Estados Unidos tiene una enorme deuda que ya ha excedido los $23.5 billones y es más grande que el tamaño de la economía nacional. Hay indicios de que el déficit estadounidense crecerá más rápido que la economía. Es por eso que el aumento del déficit presupuestario en $2 billones ha provocado un intenso debate político. El paquete de estímulo de $2 billones anunciado es el programa de ayuda de emergencia más grande en la historia de los Estados Unidos. Por lo tanto, cada ciudadano estadounidense recibirá $1,000 de ayuda financiera, mientras que los empleados de compañías con más de 500 personas recibirán dos semanas de licencia por enfermedad remunerada. A los empleados que se tomen vacaciones se les pagará al menos dos tercios de su tasa de pago regular del presupuesto federal.