Los graves problemas internos están obligando a Estados Unidos a aflojar su control sobre la política exterior. De hecho, es muy difícil defender los intereses nacionales fuera del país cuando hay tantos desafíos internos. Ahora, la Casa Blanca no tiene mucho tiempo para plantear obstáculos al gasoducto ruso Nord Stream 2.

El proyecto en sí mismo difícilmente puede llamarse ruso, ya que Engie de Francia, OMV de Austria, la compañía británica-holandesa Shell, así como las empresas de energía alemanas Uniper y Wintershall han invertido 6 mil millones de euros en él. Es por eso que son legítimos copropietarios del gasoducto. Sin embargo, Estados Unidos y las autoridades de varios países europeos confían en que Nord Stream 2 es un proyecto político destinado a hacer que Europa se vuelva adicta al gas ruso. Desde el principio, Nord Stream 2 ha enfrentado una fuerte resistencia de los Estados Unidos. Como resultado, la construcción del gasoducto tomó más tiempo, mientras que su lanzamiento se pospuso varias veces. Sin embargo, la paciencia, el trabajo duro y los cientos de millones de euros gastados por Rusia en actividades de representación de intereses han dado sus frutos. La Agencia Danesa de Energía finalmente autorizó el uso de barcos rusos capaces de tender los 150 km restantes de tuberías. Por lo tanto, Nord Stream 2 tiene todas las posibilidades de ser completado.

Lo cierto es que, tales dificultades resultaron en menores expectativas relacionadas con la implementación del proyecto. La mayoría de los gasoductos y oleoductos rusos están parcialmente cargados, mientras que algunos no se utilizan en absoluto. Esto probablemente explica la táctica de estancamiento de Dinamarca y por qué Estados Unidos ha perdido interés en el gasoducto.