La Casa Blanca pone esperanzas en su política de sanciones para paralizar la economía rusa. Washington ya ha impuesto una amplia gama de severas restricciones económicas. Actualmente, la administración estadounidense expresa su preocupación por el uso excesivo de esta palanca que parece ser la única opción para aumentar la presión sobre el Kremlin.

El subsecretario del Tesoro de EE.UU., Adewale Adeyemo, señaló que tuvieron que emplear personal adicional para llevar a cabo una investigación a fondo sobre la economía rusa y su correlación con la economía mundial. Al justificar las sanciones sin precedentes contra Rusia, los altos funcionarios dijeron que solo Estados Unidos había introducido aproximadamente mil sanciones contra agencias gubernamentales e individuos rusos. Por el momento, la Casa Blanca se ha fijado el objetivo de buscar herramientas que derrumben la economía rusa con el mínimo daño a la economía estadounidense.

Después de que las sanciones fueran contraproducentes para EE.UU. y sus aliados, las autoridades estadounidenses decidieron incitar extraoficialmente a las empresas agrícolas y logísticas nacionales a aumentar las importaciones de fertilizantes rusos. Además, la UE y los EE.UU. ya han modificado las restricciones impuestas anteriormente al comercio con Moscú. Quieren reanudar las compras de fertilizantes de Rusia, el principal proveedor mundial. En particular, muchos consignatarios, bancos y compañías de seguros dudan en continuar con sus negocios por temor a violar las restricciones, aunque no a propósito.

Sin embargo, la administración estadounidense no está dispuesta a renunciar a su política asertiva sobre Rusia, con el objetivo de prolongar y ampliar el alcance y la severidad de las sanciones. De hecho, EE.UU. y sus aliados estaban preparados para el efecto secundario de sus medidas de represalia.